Con la llegada del verano y del buen tiempo, también llega el fin de una etapa escolar que da paso a un nuevo periodo de vacaciones de dos meses. El tiempo libre y el descanso en los adolescentes es fundamental para que recarguen pilas y se sientan preparados para afrontar un nuevo periodo de estudio cuando comiencen de nuevo las clases.
Cuando comienzan los días libres las rutinas diarias de los más jóvenes comienzan a desdibujarse, a la vez que disminuye su número de responsabilidades ya que el estudio y las tareas diarias dejan de ser una obligación. Debemos tener en cuenta que dejarles que disfruten su tiempo libre y que prioricen su descanso es fundamental para mantener el equilibrio. Sin embargo, no debemos olvidar que los adolescentes también deben tener unos límites. Estos podrán depender de la edad en la que se encuentren, el lugar al que viajen de vacaciones…Pero igualmente no debemos dar pie a que entiendan que el verano solo deben ser salidas y tiempo libre. A la vez, también debemos tener en cuenta que no pueden entender los límites como un castigo o un encierro para ellos. Lo ideal es, a través de la comunicación con nuestros hijos, encontrar un punto intermedio que favorezca el equilibrio y la armonía en la relación familiar.
No debemos olvidar que para ellos el verano es, probablemente, la época más esperada del año y su forma de desconectar del estrés de la vida académica. En cambio, debemos hacerles entender que siguen existiendo responsabilidades por su parte, tanto dentro del hogar como fuera de él, que esperamos que sigan cumpliendo.
¿Cuándo es recomendable poner límites?
Es normal que los adolescentes quieran aprovechar el tiempo libre para pasar tiempo fuera de casa haciendo actividades con sus amigos. Los padres también deben incentivar estas salidas ya que tampoco es recomendable que los hijos pasen mucho tiempo en casa sin hacer nada. Esto podría llevar a una desidia que se convertiría en una apatía total que también sería complicado de gestionar.
Lo más recomendable es establecer unos límites de salidas en los que tanto los padres como los hijos estén de acuerdo. Normalmente, cuando los adultos establecen un horario, los más jóvenes suelen poner impedimentos y tratan de convencer a los padres de que les dejen salir más tiempo.
Algunas recomendaciones a la hora de establecer límites sanos y comunicativos pueden ser:
- Intentar ser compresivos: Cuando nuestro hijo adolescente nos propone un plan que no nos encaja nuestra primera reacción es negarnos en retundo. Sin embargo, debemos ser compresivos, escuchar a nuestro hijo y pedirle que nos explique el plan, por qué quiere hacerlo y nos exponga su punto de vista.
- Negociar: Cuando accedemos a dar permiso a que nuestro hijo haga un plan, debemos negociar con él. Él se sentirá comprendido y comprenderá nuestra preocupación para que no vuelva a casa, así que debemos negociar una hora en la que ambos puntos se sientan de acuerdo.
- Establecer tareas dentro de casa: Un aspecto fundamental para que nuestro hijo nos entienda es hacerle comprender que debe colaborar con las tareas del hogar. De esta forma, sentirá que forma parte del núcleo familiar y le será más fácil comunicarse con los padres.
La responsabilidad de los padres
Sobre nuestros hijos, nosotros somos el símbolo de autoridad y, hasta cierta edad, seguimos decidiendo por él con los límites que establecemos en sus salidas y tiempo libre. Sin embargo, a medida que nuestros hijos van creciendo sus necesidades van cambiando. Por ejemplo, es normal que un adolescente de 15 años tenga unas necesidades distintas a un niño de 10 años. Esto suele costar verlo a algunos padres, especialmente cuando tienen hijos de edades muy diversas ya que consideran que tratarlos por igual es la mejor opción.
Si bien es cierto que la igualdad en cuanto a tratos de favor es el camino, debemos entender que un niño de 10 años puede querer seguir yendo al cine con sus padres, mientras que un hijo adolescente puede preferir hacerlo con su grupo de amigos.
La adolescencia es una etapa de cambios tanto para hijos como para padres, ya que el cambio en sus necesidades puede llegar a crear una brecha entre ambos puntos. No debemos dejar que esto suceda ya que puede provocar estados de ansiedad tanto en los adultos como en los más jóvenes.
Si quieres recibir más consejos sobre las responsabilidades de los padres en la adolescencia, no dudes en contactar con nosotras. Desde Psicología Hemisferios queremos ayudarte a gestionar esta etapa.