Centro de Psicología Hemisferios

Una crisis vital se podría definir como una situación en la que se encuentra estancada una persona por un conflicto psicológico, que le produce ansiedad, emociones negativas o un gran malestar.

Las crisis vitales pueden tener dos orígenes, pueden ser esperadas o inesperadas:

Crisis vital esperada, causan ansiedad, confusión, miedo, como la adolescencia, crisis adulta o vejez, pero también hay cambios en nuestra vida que van a suceder y provocan malestar como finalizar los estudios y empezar en el mundo laboral, salir de la casa familiar, … Teniendo en cuenta esta definición, todas las decisiones que tomamos en nuestra vida son crisis vitales, ya sea un cambio laboral, un cambio o ruptura de pareja, un cambio de casa, casarse, tener un hijo, … todo esto conlleva a un sinfín de emociones que cuesta gestionar hasta que ese conflicto se soluciona.

Crisis vital inesperada, siempre lo asociamos a la muerte de un ser querido, pero también tener una enfermedad, o despido laboral o que nuestra pareja nos deje, …todo esto nos hace plantearnos la vida.

¿Qué hacer ante una crisis vital?

Si la ansiedad y el malestar que nos esta causando esta crisis es duradera en el tiempo y no podemos dejar de pensarlo y de alguna manera se ha parado nuestra vida es importante acudir a un profesional para que nos ayude a plantear esta nueva situación desde la adaptación al cambio y la aceptación de nuestra nueva vida.

¿Cómo se relaciona una crisis vital con una depresión?

Hay numerosos factores que son desencadenantes de esta relación (cambios inesperados en nuestra vida, estrés crónico, vulnerabilidad, aislamiento…), pero es importante que conozcas cuáles son las depresiones más comunes que aparecen cuando nos encontramos ante una crisis vital.

• Depresión grave: supone un gran impedimento para desenvolverse en el entorno social de la persona. Afecta también a la hora de trabajar, dormir, estudiar, comer o disfrutar de actividades en su tiempo libre. Si no se busca ayuda a tiempo las crisis pueden aparecer cada vez más hasta convertirse en su día a día.
• Distimia: este tipo de trastorno no incapacita a la persona tanto como el anterior a la hora de hacer ciertas actividades, pero si puede impedirle hacer de forma correcta algunas de ellas.
• Depresión postparto: es muy común que tras el parto algunas mujeres no sientan la felicidad que creen que deberían sentir. Creen que no serán capaces de proporcionarle a su hijo la atención y cuidados que necesitan. Es importante ver este tipo de actitud ya que pueden desencadenar una serie de sucesos que no sean beneficiosos para el niño.
• Trastorno afectivo estacional: no es muy conocido, pero lo sufren algunas personas al llegar los meses de invierno y con ellos los días con menos luz solar. Por lo general este tipo de trastorno desaparece en los meses de más luz y calor. Pero es bueno que estas personas cuenten con apoyo que les ayude a sobrellevar de mejor manera esta época del año.

Hay que tener en cuenta también que cada decisión que tomamos en la vida siempre nos va a llevar a proceso de duelo ya que dejamos atrás cosas que también nos gustaban y hay que aceptarlo, pero a veces cuesta. Por eso es importante tener una buena guía para no estancarnos en la toma de decisiones.