La ansiedad es algo que cada vez escuchamos más en el día a día, pero es un enemigo que todos parecemos ver desde lejos, y se trata de uno de los problemas que más afectan a la población. Hablamos de que cerca de un 20 % de la población ha sufrido o sufren de ansiedad. Y es que a veces lo que resulta complicado es distinguir sus síntomas, porque si echamos la mirada atrás probablemente todos hayamos tenido algún episodio de ansiedad. Puede ser desde un conflicto con otra persona, familiar, pareja o amigos o algún compañero de trabajo o con el jefe, intervenir en clase o cualquier situación de estrés, como ante un examen o una prueba de evaluación en el ámbito laboral. Probablemente, al pensar en estos ejemplos todos identifiquemos algún ejemplo desde la experiencia propia.
La ansiedad la definimos como la reacción corporal ante una situación o circunstancia personal que provoca un sentimiento de amenaza o miedo en el sujeto. No a todo el mundo le provoca ese sentimiento de ansiedad el mismo tipo de situaciones. Cada cual, puede verse amenazado por diferentes focos lo que convierte cada caso en único, dependerá de la interpretación que estemos dando a ese hecho concreto.
La ansiedad se puede presentar a través de diferentes síntomas, focalizados en partes diversas. Por un lado, los síntomas físicos pueden ser desde sudores extremos o temblores o palpitaciones, a la alteración de los hábitos alimenticios, náuseas o mareos. La ansiedad puede provocar unos síntomas que excedan lo físico, pudiendo presentar síntomas también el espacio psicológico o de conducta. Hablamos de que puede haber como mínimo un nerviosismo en la persona, sensación de ahogo, malestar generalizado que puede provocar no hacer cosas rutinarias, como no querer ir a trabajar o salir de casa. Esto puede provocar en el aspecto psicológico un sentimiento fuerte de inseguridad, angustia, ganas de huir de esa situación, a parte de la incomodidad o irritabilidad que muestra la persona que lo sufre.
Todos estos síntomas que se manifiestan en la situación de ansiedad o amenaza, puede verse afectado el comportamiento de la persona en cuestión. La reacción ante una situación neutra puede ser exagerada para quien lo ve desde fuera, pero para quien lo vive es una reacción de huida o miedo.
Tal y como se apuntaba al principio, la ansiedad puede venir de varios focos, nos centraremos en uno de los más comunes, la ansiedad social. Esta última se da ante el miedo a exponerse a determinadas situaciones sociales. Hablamos por ejemplo de conocer gente nueva, utilizar un baño público o comer delante de otras personas. Si, parecen contextos muy rutinarios, prácticamente del día a día. Pero estas situaciones, pueden suponer un miedo terrible para las personas que lo sufren en su vida , provocando síntomas como los anteriormente mencionados.
La ansiedad se puede tratar como tantos otros problemas psicológicos, cuanto antes mejor. Por eso, es conveniente rodearse de los mejores profesionales, para empezar a poner soluciones y terminar enfrentándose a esas situaciones tan incómodas. En el Centro Hemisferios, disponemos de un equipo de especialistas en ansiedad. Capaces de escuchar tu problema y ayudarte a desaprender ciertos comportamientos para aprender nuevos y construir el camino hacia la solución.