Cuando una pareja decide tener hijos es una de las decisiones más importantes que en su estabilidad pueden tomar. Todo puede salir bien y no tener ningún problema o que ese deseo de hijo no llegue, entonces empieza un proceso difícil para la pareja, ya que pasaríamos de un proceso natural de tener hijos a un proceso medicalizado. Empiezan a entrar en juego muchos factores, no sólo a nivel físico si no que supone también un duro golpe a nivel psicológico.
Alrededor de un 15 % de las parejas acuden a la reproducción asistida, y según va avanzando el tiempo este porcentaje aumenta, por la vida tan estimulante que llevamos con altos niveles de estrés, intentando retrasar cada vez más el hecho de ser padres. No poder concebir hijos de manera natural puede provocar en la pareja la sensación de quedarse atrás con respecto a sus similares y desembocar en una más que evidente frustración y tener sentimientos de envidia. El ver como las demás parejas alcanzan sus objetivos, mientras que en el caso personal no es así, se inunda en un sentimiento de retraso que puede incluso llegar a producir sentimientos fuertes de tristeza o incluso aislamiento. Por otro lado, es muy común que, en los casos de infertilidad, se caiga en el error de la culpa. Primero, echar, a veces de manera involuntaria la culpa a la otra parte de la pareja o en segundo plano, auto culparse. Ante la imposibilidad de gestar, se echa también la culpa al cuerpo, y se ponen en manos del médico para que este lo arregle, todas estas consecuencias son muy negativas psicológicamente hablando.
Como podemos ver, no poder tener hijos de la manera habitual, supone una carga considerable para una relación. Además, en el caso de que se quiera ir por el camino de la reproducción asistida, hay que sumarle los posibles problemas psicológicos que se pueden crear a raíz de esta. Hablamos de un proceso que no está del todo aceptado socialmente, se recibe como un método artificial y existen muchos prejuicios que rodean al procedimiento y muchas veces al resultado de este, y es común que afecte anímicamente a la pareja. Por estas causas, es elevado el número de casos que abandonan el proceso cuando ya se ha comenzado, por la frustración de no conseguirlo o las rupturas de pareja que hay después de estos procesos.
Por esta razón, es tan importante la buena actuación médica y humana en el método de reproducción, como un buen apoyo psicológico para acompañar en este proceso tan complicado y con tantas situaciones difíciles que pueden pasar. En primer lugar, para lidiar con los problemas que surgen de la infertilidad, es necesario que antes de someterse a ningún tratamiento, la pareja acepte la situación, tolerando la frustración y la culpa. En segundo lugar, es necesario el acompañamiento psicológico en las distintas fases de la reproducción asistida, para superar los duelos y aceptar la negativa del cuerpo a procrear, poniendo el foco en el objetivo final que es crear una familia.
Se trata de una situación de lo más delicada, por lo que en términos psicológicos lo idóneo es acudir a los mejores profesionales. En el Centro de Psicólogos Hemisferios, tenemos experiencia en apoyo en parejas en reproducción asistida, lo que nos ayuda a abordar la terapia con tacto y humanidad y de manera efectiva. Empieza a trazar soluciones poniéndote en contacto con nosotros y pidiendo tu cita.