Cada año nos proponemos objetivos que queremos cumplir durante los próximos 365 días. A todos nos encantaría cumplirlos y cambiar nuestra vida a mejor. El único problema, es que a veces enfocamos las cosas de tal manera que se nos puede hacer un poco cuesta arriba y puede ser que finalmente no lleguemos a cumplirlos debido al peso que supone.
Cambiar de perspectiva, la forma de ver las cosas nos puede ayudar a empezar a cumplir nuestros propósitos de año.
Sandra Santos, directora del Centro de Psicología Hemisferios, especialista en el tratamiento de adultos en terapias individuales, en pareja y psicología perinatal nos ofrece una serie de claves para cumplir los propósitos del año en el programa de El club de las cinco, presentado por Carles Lamelo en Onda Cero.
A continuación os dejamos parte de la entrevista transcrita y además un enlace directo para que podáis escuchar la entrevista de nuestra profesional.
¿Cómo mantenemos la motivación en las promesas que nos hicimos en Año Nuevo?
Sandra Santos. Hay que intentar mantener una rutina. Si nos lo hemos propuesto, a pesar de la pereza, tenemos que intentar guardarle un hueco para el día a día.
C.L. Pero si ya sé que tengo que hacerlo, y te dices, pero es que hace frío, estoy cansado…
S.S. Pues lo que tenemos que buscar no es tanto el objetivo, sino el valor que nos lleva a querer cumplir el propósito. Si me quiero apuntar al gimnasio, tienes que preguntarte ¿Por qué quiero ir al gimnasio este año?
Hay pacientes que me dicen, “pues yo no quiero ir al gimnasio realmente… “
Esto se debe a que cuando las cosas son obligaciones, no las realizamos. Entramos en un “debería” y como nos genera una obligación, nos lleva a una emoción negativa. Hay que entender que un exceso de “deberías” a lo largo del día puede minar nuestra moral.
C.L. ¿Nos frustramos con los debería?
S.S. Sí, mucho. Esto se debe a que “un debería” se convierte en una obligación. Y al no cumplir una obligación, nos genera un sentimiento negativo. Lo que recibimos es frustración, una emoción totalmente negativa que mal gestionada puede desembocar en otras cosas.
Yo siempre recomiendo un a mis pacientes que digan en cambio: “Me gustaría bailar en 2022”. Esto se debe a que ese “me gustaría” ya es un deseo. Se convierte en algo que me motiva, no se trata de una obligación.
C.L. ¿Y los propósitos no individuales?
Cuando “el debería” es con otra persona, por ejemplo, con una pareja. ¿Cómo lo planteamos? En este caso son dos personas, no una. ¿Es más difícil?
S.S. Se hace de la misma manera, sea pareja o individual, porque el objetivo es algo común también. No es cuestión del objetivo en sí, sino cómo nosotros nos lo planteamos. Es el valor, los beneficios que entiende la pareja que va a significar para ellos cumplir o no, algo.
Si es un valor en común, se ve más. Por eso es tan importante la comunicación. Hay que tener en cuenta que desde ahí lo van a construir entre los dos. Se construye en pareja.
Desde la perspectiva de una obligación siempre cuesta más. Si lo resignificamos desde un punto de vista en favor del valor para la pareja, las cosas son más llevaderas y se hacen en pareja. Es una forma de reforzar la relación.
C.L. ¿Puedes poner un ejemplo de resignificar?
S.S. Por ejemplo, un paciente le dice a su pareja: “Juan, tenemos que discutir menos”.
Entonces en terapia les digo a ellos:
Lo importante es lo que implica para cada uno de vosotros. Lo que suelo plantear es ¿Qué valor tiene esto para vuestra pareja? ¿Es importante? Si ambos responden afirmativamente, pues entonces vamos a llevarlo a cabo. Lo que se consigue es que se implican los dos y es más sencillo realizarlo para ellos porque desde el primer momento saben que es algo beneficioso para ambos.
Para quitar el “deberíamos” en este caso, si la demanda de esta pareja es “Sandra, tenemos que discutir menos” Yo les digo: Vale, pero ¿Qué significa para vosotros no discutir?
Ellos pueden contestar: Pues, cuando no discutimos estamos mejor, nos queremos más, hacemos cosas juntos.
Entonces, yo, como psicóloga les pregunto: ¿Qué significa para cada uno dejar de discutir?
En este momento ellos se centran en los beneficios que trae dejar de discutir para ambos. Eso ayuda a la implicación de cada uno en cuanto al propósito.
C.L. ¿Qué significa no discutir?
S.S. Pues cada uno dice lo que significa para cada uno. No se trata de responder a la pregunta, sino ¿Cuál es el resultado de no discutir para nuestra relación?
De eso se trataría el resignificado de no discutir. Las consecuencias que tiene no discutir en la relación.
C.L. Y si volvemos a lo que hablábamos antes, al gimnasio, ¿Y si conozco las ventajas o beneficios?, ¿Cómo lo pongo en práctica?
S.S. Vale, pues en ese caso hay que ponerlo en práctica. Cada miembro de la relación tiene que ser consciente de que no quiere discutir por los beneficios que trae para la relación.
Entonces, ambos tienen que decirse el uno al otro “Me comprometo a que, si esto me ha sentado mal, en vez de empezar una discusión, pues te lo voy a decir de una manera más asertiva. Te lo voy a contar más tranquilo, a los 5 minutos cuando ambos estemos más calmados, lo hablamos”.
Recuerda que si quieres escuchar la entrevista que hicieron a Sandra en directo, puedes escucharla a través de este enlace. La entrevista comienza en el minuto: 42:55 y termina en el 50:30.
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